Un día, un psicólogo estaba en medio de una sesión grupal. De repente, levantó un vaso de agua y todos esperaban la típica pregunta de si el vaso está medio vacío o medio lleno.
Pero no fue así, el psicólogo preguntó a sus pacientes cuánto pesaba el vaso. Todos dieron una cifra bastante similar sobre lo que podía pesar el vaso y el agua que había dentro de él.
Fue entonces cuando el psicólogo respondió: «El peso del vaso no es lo importante. Lo que importa es cuánto tiempo lo sostengo. Si lo aguanto durante un minuto no hay problema. Si lo sostengo durante una hora, empezará a dolerme el brazo. Si lo tengo levantado durante un día el brazo se entumecerá. Sin embargo, en todo este tiempo, el peso del vaso no cambiará, siempre será el mismo.»
Los pensamientos negativos, los problemas que nos preocupan, el rencor o resentimiento que podemos sentir hacia alguien… todo eso es nuestro vaso de agua. Si pensamos en ello sólo un rato durante el día, no pasa nada. Pero si estos pensamientos ocupan todo nuestro día, es cuando nos empiezan a doler. ¡Recuerda soltar el vaso!
‘Espiritualmente un gran espacio para aprender, un lugar donde encontrar muchas respuestas’
