A veces, nos dejamos llevar por el enfado del momento. Con todo el estrés que llevamos encima muchas veces llegamos a nuestro límite y entonces explotamos por cualquier cosa. Y lo peor de todo, lo pagamos con aquellos que menos se lo merecen. La ira es uno de los peores sentimientos que podemos tener. No nos aporta nada bueno y sólo nos crea más nerviosismo y ansiedad.
Por eso en Espiritualmente creemos que es muy importante saber controlarla para estar en equilibrio con nosotros mismos y con nuestra mente. Porque, si un sentimiento no nos aporta nada bueno lo mejor es expulsarlo.
Es por eso que debemos aprender a tomar distancia con aquello que nos molesta. Ya sea una actitud de alguien, un sitio, cualquier cosa que nos ponga de mal humor. Lo mejor es esperar. Seguro que si vemos esas pequeñas cosas que nos molestan con la distancia del tiempo no nos parecerán tan graves.
Aún así, es posible que nos siga molestando profundamente cualquier cosa. Pero siempre será más útil para nosotros sentarnos con tranquilidad y reflexionar para encontrar una solución que no enfadarnos y sacar toda nuestra ira contra eso que nos está molestando. Porque por muy grande que sea nuestro enfado y por mucho que lo demostremos, no estaremos solucionando el problema.
Pero a veces no resulta fácil sentarse y reflexionar. Una de las claves para dominar nuestra ira es aprender a respirar. Porque las respiraciones profundas son capaces de relajarnos hasta puntos que nosotros mismos ni sospechamos. A veces, sólo con respirar bien y profundo conseguimos tranquilizarnos y poder reflexionar acerca de lo que nos está ocurriendo.
Porque enfadarse no sirve de nada. Y mucho menos tener dentro nuestro toda la ira y el rencor hacia eso que nos molesta. Tenemos que aprender cada día a evitar ese tipo de sensaciones y sentimientos. Porque de esta manera lograremos estar mejor con nosotros mismos y con la gente de nuestro alrededor.