Hoy en día, si hay un actor de Hollywood que despierte simpatías a la gran mayoría de público y que imponga respeto en cada una de sus actuaciones en películas y apariciones es, sin duda alguna, Morgan Freeman. Actor y director estadounidense, ha participado en films tan reconocidas como Cadena Perpétua o, más recientemente, Invictus. Nacido en Memphis, destaca en sus interpretaciones su carácter sereno y sensato y su voz característica y autoritaria; rasgos propios que ha sabido aprovechar y que los directores que han trabajado con él han sabido cómo encajarla a la perfección en sus papeles.
Pero la vida de Morgan Freeman no ha sido nada fácil. Desde pequeño, mostró su interés por el mundo de la interpretación, ya en el colegio participaba de actividades teatrales. Es más, a los 12 años ganó un concurso cuyo premio consistía en actuar en una radionovela (tan comunes en esa época) de una emisora de Nashville (Tennessee). Aún siendo tan clara su valía para el mundo de la interpretación, el joven Morgan Freeman trabajó de mecánico para la Fuerza Aérea del Ejército de los Estados Unidos una vez acabados sus estudios.
Por increíble que parezca, este gran actor con el que contamos ahora no entró en el mundo del cine hasta más de 20 años después cuando, con 41 años hizo su primera película titulada Ray Charles and the Giant Sandwich (filmsin grandes repercusiones). La fama y el reconocimiento no le llegaría hasta unos diez años más tarde cuando haría sus memorables papeles en Street Smart y Paseando a Miss Daisy (en ésta última, contaba ya con 52 años y fue galardonado con un Oscar). Hoy en día, Morgan Freeman es un imprescindible de las pantallas de Hollywood, donde destaca también su gran papel en la película Seven.
El caso de Morgan Freeman es un claro ejemplo de que nunca es tarde para conseguir aquello con lo que siempre hemos deseado. Aunque muchas veces parezca que ya no hay vuelta atrás y que se deben aparcar los viejos sueños porque ya ha pasado la edad o el momento, no es así. En Espiritualmente os animamos a que, si realmente se quiere alcanzar alguna meta, por imposible que parezca, con esfuerzo y persistencia será posible llegar a ella. Nunca es tarde para conseguir hacer lo que realmente uno quiere o, quién sabe, ganar un Oscar a mejor actor de reparto por una brillante actuación en Million Dollar Baby.
“Espiritualmente, un gran espacio para aprender, un lugar donde encontrar muchas respuestas”